Durante estos últimos años he tenido la
oportunidad de trabajar en los dos lados de una pareja que a todos nos
interesaría que fuera fructífera y duradera. Se trata de la Educación y el
mercado laboral. Por una parte, he estado cerca del entorno universitario,
profesores y alumnos, tanto en programas de formación como en sesiones de
coaching individual y equipo. Por otra parte, he acompañado a empresas de
ámbito público y privado. En ambas partes de la relación, me he encontrado con
una situación por todos conocida y no por ello menos preocupante y a la que se
le debería buscar una solución, he podido evidenciar la falta de conexión y el desencuentro, ya que
por una parte se quejan de la dificultad que tienen los alumnos una vez que
finalizan los estudios para integrarse en el mundo laboral, y por otra parte,
se quejan que los alumnos una vez que terminan sus estudios, les falta mucho
para cubrir sus necesidades reales. En los siguientes párrafos voy a intentar
recoger mi reflexión provocada por el trabajo anteriormente mencionado:
Hasta hoy la
educación reglada ha seguido el guion establecido en los planes educativos, de
espaldas a las necesidades reales del mercado profesional, encontrándonos con
jóvenes titulados con unos conocimientos y titulaciones que no satisfacen
completamente las necesidades de este mercado laboral, provocando que nuestros
jóvenes salgan al mercado laboral y se sientan, después de haber trabajado como
verdaderos “gladiadores”, indefensos, desorientados, …., algo que no parece muy
coherente, e incluso podríamos valorar como “injusto”.
Vivimos en
un mundo que cambia muy rápido, la información y el conocimiento vuela y está
al alcance de todos (Si Wikipedia fuera un libro, contendría 22 Millones de
páginas). Muchos de los productos, empresas, profesiones, …., estrellas e
innovadoras de hace unos años ya no existen, otras, simplemente, se han
“Transformado”, a lo que hay que sumar la numerosa aparición durante la última
década de productos, empresas, profesiones, …, que no existían y ocupan un
lugar importante en el mundo laboral. Podríamos decir que estamos viviendo algo
similar a lo vivido con la industrialización, en la que desaparecieron
muchísimos puestos de trabajo y surgieron otros nuevos, por lo tanto, ¿quién
sabe qué profesiones existirán dentro de diez años?
“Si los hombres tenemos suficiente talento como para
inventar nuevas máquinas que destruyen puestos de trabajo, también tenemos la
capacidad de hacer que las personas que han perdido su empleo vuelvan a
trabajar” John Kennedy (Años 60)
Por lo tanto, en
este mundo de cambios vertiginosos, las necesidades y los modelos de negocio de
las empresas también se ven afectadas y como consecuencia, los perfiles de sus
profesionales. Por lo que nuestros jóvenes, futuros profesionales, necesitan vivir
un proceso de transformación e ir adaptándose a las nuevas realidades y necesidades.
Hace años, las
empresas valoraban muchísimo las titulaciones, única y exclusivamente.
Actualmente, las empresas ponen muy en valor otro tipo de competencias como la
inteligencia emocional, autoconfianza, comunicación eficaz, trabajo en equipo,
liderazgo, capacidad de relacionarse, negociación, innovación, creatividad, ….,
las empresas necesitan profesionales que tengan habilidades, competencias y
herramientas personales que actualmente nuestro sistema educativo no contempla
y provoca esta situación cuando nuestros jóvenes finalizan los estudios
universitarios y salen al mercado laboral, dificultando muchísimo su
integración en el mundo laboral y provocando tener que alargar durante 3 o 5
años más su periodo formativo en estas competencias adicionales que le demanda
el mercado.
Alejandro Andújar Bors
Alejandro Andújar Bors